Libros Leídos (I): Los artistas de la Memoria. Jeffrey Moore


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- Supongo que no piensas moverte... - oyó que decía Norval.
- A los gilipollas nunca les cedo el paso.
- ¿Ah, no? Pues yo sí, siempre. - replicó Norval apartándose para dejarlo pasar.

Autor: Jeffrey Moore
Editorial: MAEVA

Stella y Noel Burun, madre e hijo, padecen graves problemas de memoria que les impiden llevar una existencia normal. Stella sufre Alzheimer y, aunque es capaz de recordar con nitidez detalles de su infancia, se le olvidan todas las cosas que debería realizar en su vida normal. Por su parte, Noel sufre el problema contrario, es un sinestésico hipermnésico, es decir, su memoria es implacablemente exacta y cuando la gente habla ve las palabras con explosiones vibrantes de color, que suelen dejarlo aturdido e incapaz de contestar a la pregunta más sencilla o de acabar una frase. Con la ayuda del doctor Vorta y un grupo de excéntricos personajes, noel intenta encontrar remedio a la enfermedad de su madre. Los artistas de la memoria se ha publicado ya en diez países y es posible que próximamente veamos esta novela en la gran pantalla de la mano de Little Bird, los prodcutores del diario de Bridget Jones.

Jeffrey Moore nació en Montreal y estudió en la Universidad de Toronto y en La Sorbona, y trabaja como traductor y profesor en la Universidad de Montreal. Su novela Los artistas de la memoria ha ganado el premio Canadian Authors Asociation al mejor autor del año 2005 y ha sido nominada para otros prestigiosos galardones como el Roger´s Writer Trust Fiction, El Hugh MacLennan, EL Words Worthy y el Sunburst. Además, el Daily Telegraph la eligió como libro del año y el Montreal Mirror la incluyó en su lista de los diez libros más destacados del año.

La primera novela de Jeffrey Moore, Una cadena de rosas, publicada también en España, fue galardonada con el premio Commonwealth y aclamada por los críticos y el público.

Tiempo: Mediados de Septiembre-Finales Octubre 2008 (ultimamente leo lentísimo y muy poco...)

Diálogos inteligentes, personajes excéntricos de los que me he encariñado e información sobre enfermedades de trastorno de la memoria y escritores (algo que a mí me interesa…) La conclusión es que me ha gustado bastante.

Va a ser adaptada al cine, lo cual no me sorprende porque yo lo ví en bastantes escenas como una película. Parece que la productora sugiere para los cuatro personajes principales Tobey Maguirre, Johnny Depp, Meryl Streep (me encanta Meryl, pero ya hay bastante pocos papeles para mujeres "mayores" como para que encima se los den todos y... ¿Susan Sarandon?) y Jack Black (¡Perfecto para JJ!).

- No te entiendo. - le dijo al fin.
- ¿En general, o respecto a algo en concreto?
- Cuando dices que nunca te has enamorado.
Norval bebió un trago de whisky irlandés.
- ¿Qué escapa a tu comprensión?
- No comprendo el concepto. Estoy convencido de que mientes ¿Es así?
- Nunca he estado menos inclinado a hacerlo. El amor existe sólo por una razón: para propagar los genes de la persona que hace el amor. Puede reducirse a una sustancia química llamada oxitocina. ¿La conoces?
- Pues... sí.
- Por tanto, soy incapaz de amar a una sola mujer. Pero muy capaz, estoy obligado de hecho, de amar a centenares.
- Cuando dices "amar", te refieres a tener relaciones sexuales. Pero ¿por qué centenares? ¿Por qué tantas?
- Porque los mejores momentos de una relación están al principio, cuando uno puede engañarse con infinitas posibilidades. La parte del medio y del final son una trampa detrás de otra.
- Pero ¿has llegado alguna vez a la parte del medio?
Norval desechó la pregunta con un gesto de la mano con el cigarrillo y se envolvió en una nube de humo.
- Y porque llega un momento en la vida de todo el mundo en que hay que hacer algunos sencillos cálculos aritméticos: comparar la suma de los placeres que a uno le ha dejado la vida con la suma de dolor. Y esta comparación lleva, a determinada edad y a los que tienen valor para ello, al suicidio. Así que, antes de llegar a ese punto, haré lo único que proporciona placer, mientras pueda.
Noel sacudió la cabeza. No era la primera vez que oía tal sofisma.
- Pero debe ser tan...insatisfactorio...no llegar a esa fase final. Al compromiso, al matrimonio, a un final feliz...
- ¿Final feliz? ¿Me has escuchado? Para mí, felicidad es que ese comienzo y ese final se mezclen en el primer encuentro.
-...y el emocionante proceso completo de enamorarse, que es lo más cerca que la mayoría de nosotros llegaremos a vislumbrar la utopía.
- Ay, por favor. El sexo y las drogas ofrecen vislumbres mucho mejores. Noel, eres un enamoradizo espectacularmente fácil, ¿y de qué te ha servido? Hay que llevar toda esta tontería romántica a la cama. El mundo no es como Romeo y Julieta, ni donde Cupido lanza sus flechas al azar. El amor romántico es una trampa darwiniana que nos hace ciegos a los defectos del otro. Caer en las redes del amor... Caer implica que uno alguna vez estuvo en una posición estable, en un punto más elevado. Y yo prefiero esa posición más estable y elevada.
(...)
- A lo mejor sólo tuviste mala suerte, Nor, y no te alcanzó la flecha adecuada. Cupido lanza flechas de plomo y de oro, recuerda, para el amor falso y para el auténtico. Has recibido las de plomo, eso es todo. No renuncies a la esperanza.
Norval alzó los ojos al cielo.
- Otro adicto a la esperanza...
(...)
Noel meneó la cabeza. No podía ni imaginarse lo que era tener todas esas mujeres en su campo gravitatorio. Estar en el lugar de Norval, sólo por un día. A veces creía que habría hecho casi cualquier cosa por cambiar de papeles: incendiar un orfanato, empujar al Papa por un acantilado... Pero después se le pasaba. Porque lo que buscaba era algo más. romántico, más duradero, algo que se encontraba en los cuentos de hadas y en las historias en tecnicolor. ¿Existían esas cosas en la vida real? Sin duda, para él nunca existirían.


The Killers - Read My Mind

¡A vender!


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Cada vez que me llaman 3 veces cada tarde para intentar hacerme cambiar de línea telefónica o me acosa (sí, lo llamo así...) en el Metro cualquier individuo del stand de Banco Santander, Círculo de Lectores o lo que sea... No me cago en el pobre individuo que tiene que ganarse la vida tocándonos las narices al resto (lo siento si sueno cruel, pero me fastidía esquivar quinientos stands y luego perder un tren. También deprime que muchos días recibas más llamadas a tu casa de alguien que intenta venderte algo que de gente que quiere hablar contigo...), ni en la empresa... No, me cago en todos los que una vez cambiaron de línea telofónica, de banco, compraron un colchón o se hicieron de Círculo de Lectores porque una teleoperadora/individuo del stand X tuvo la suficiente capacidad de persuasión para venderles la moto. Porque una cosa está clara ¿Iban a estar todas esas empresas pagando esas miserias a teleoperadores sin que les diera resultado?

A veces sólo quisiera pedir un favor a la humanidad (xD) por favor, nunca hagan caso de nadie que les llame para venderles algo, NUNCA. Si quieren cambiar de banco, vayan al banco. Si quieren comprar un colchón, vayan a una tienda de colchones... Si quieren hacerse del Círculo de Lectores... hagánse de la Biblioteca pública xDD (lo siento, pero odio la frase que te sueltan para intentarte convencer ¿Le gusta leer? ¡Por Dios no sueltes el sí! Te soltarán todo el parrafón recitado con tan poca gracia que no sé como eso puede convencer a alguien. "Sí, maja, mucho, pero por fortuna existen bibliotecas, la pública, la de la Universidad, la de Obra Social Caja Madrid... Vamos, que voy cargadita de carnets para bibliotecas. Adios"

Jamás ¡Jamás! ¡Nunca se acerquen a un stand salvo que regalen realmente algo! (repartan queso manchego, chistorra, jamón ibérico...)¡Si me acosaran para hacerme tragar un buen trozo de jamón serrano! (algún día, no todos...) Ya verían como afronto la pérdida del tren con otra cara...

P.D: Eso por no contar las "técnicas" que tienen para "reclutar" y adiestrar a los individuos del stand/teleoperadores (los cuales, repito, no les echo la culpa, que todo el mundo tiene la mala costumbre de comer)...
- Si eres tía teleoperadora norma fundamental según los cursillos de una empresa telefónica...
1. El que te contesta es un hombre, pon un cierto tonillo de línea erótica...
2. Si la que contesta es mujer, pon tono de "niña buena e inocente"

- Las x primeras semanas nos reuniremos antes de empezar el trabajo para sesiones de "motivación a la venta" ¡Todos juntos! ¿Qué vamos a hacer? ¡¡¡¡VENDERRRR!!! No os oigo... ¿Qué vamos a hacer? ¡¡¡¡¡VENDERRRRRR!!!!

En fin... seguro que esto último lo inventaron los psicólogos (ver entradas anteriores...). Sí, como me diría alguien ¡Ya verás! ¡De tanto meterte con ellos al final te enamorarás de un psicólogo! Es probable, cuando dije que a mí los rubios en general ni fú, ni fá, salvo Brad Pitt (que según mi tía M.J está tan bueno que no cuenta como rubio... No tiene mucha lógica pero me gustó su comentario.) Dos semanas y ¡ZAS! A retirar lo dicho...

MGMT - Time to Pretend


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Acabó de ver a Agustín Díaz Yanes fumándose un cigarrillo en frente del Rectorado. No es que sea la noticia del año pero me apetecía ponerlo. Cuando se ha dado cuenta de que parecía que lo reconocía, se ha dado la vuelta contra la pared. Por medio segundo he pensado en decir algo, pero he pensado para mí: "Si de él que recuerde solo ví Alatriste... ¡Qué le voy a decir!"

Cuando la vida hace zig....


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Dedicado a todos los que se ríen, y lloran, y se alegran, y se cabrean, y susurran, y gritan, y dan una voz más alta que otra... A los que dicen lo que piensan y no lo que los demás quieren oir...

Detesto a los psicólogos. Bueno, para delimitar un poco diré que es solo una especie de aversión leve, seguramente no muy justificada porque jamás he ido a ningún psicólogo más allá del que nos mandaban ir en el colegio y que lo solucionaba todo con tests tipo los que salen en cualquier revistita (de ahí sacó que como me gustaba “Shakespeare in Love” y no “Bichos” y de niña hacía dibujos en vez de jugar con “un laboratorio químico de juguete” no me tenía que gustar la ciencia, hábrase visto señor más gilipollas…).

Creo que los psicólogos llegan a un punto al que ya han llegado los farmacéuticos (leer) crear “enfermedades a la carta”, o mejor, enfermedades o problemas para asegurarse el bolsillo. ¿Por qué tienen que poner nombre a todo? (crear cuatromilquinientos tipos de depresión, por ejemplo) , ¿Por qué tienen que alarmar por cosas que son realmente normales? ¡Pues porque viven de eso! ¿Por qué nunca oí a ningún psicólogo en la televisión diciendo que estar triste de vez en cuando es normal? ¿Qué la vida tienen momentos felices y menos felices?, ¿Qué cómo repite Ghanuï, a menudo, “sin lo amargo no existiría lo dulce”?. Sólo se lo he oído a Rojas Marcos, psiquiatra (sí, podemos también poner verdes a los psiquiatras, algunos sueltan con tanta facilidad recetas que te preguntas porque no ponen una máquina expendedora a la puerta de su consulta y acaban antes... "¿Se siente triste? Marque el 11"). A los psicólogos les viene absolutamente de perlas que la gente se frustre por el más mínimo contratiempo, que vea en el más mínimo nubarrón el fin de su felicidad, que crea que nunca podrá superar nada solo. ¿Qué estoy generalizando? ¡Pues claro! ¿He dicho que no lo haga? Y por supuesto, cualquier gremio hace cualquier cosa para asegurarse el negocio. Yo hoy la he tomado con los psicólogos, pero en todas partes cuecen habas...

Mi madre tenía una amiga, K, que estuvo de baja dos años. La pobre mujer era bastante echada "pa’adelante" además de poco pelota y clara (ya se sabe que estas cualidades no gustan mucho en ciertos ambientes laborales…). En el trabajo la hicieron la vida imposible y la llegaron a anular completamente. Necesitaba ir al psicólogo (hasta ahí bien, tenía un problema). Pasaron los dos años y K volvió a su trabajo. Mi madre me anunció que K estaba totalmente “realizada y feliz”.

Ha pasado mucho tiempo, y cada vez que he visto a K, no he tenido ni la más mínima idea de que estuviera feliz, ni siquiera que estuviera “normal”. Los que me conocen saben que “normal” no es un adjetivo que me guste demasiado… Pero lo de K ¡No era normal! Resulta que K se había convertido en algo que me resultaba horrible ver y escuchar. Todo en ella rebosaba “felicidad forzada” (por llamarlo de alguna manera…). Todo eran sonrisas, todo era voz suave… Es difícil describirlo, cuando lo describo normalmente la imito, todo el mundo lo capta y mi padre se mea de risa. K no se alteraba NUNCA, te soltaba su sonrisa más falsa que una moneda de 30 céntimos en cualquier momento y lugar. Su voz, "dulce", impostada como diciendo “Tranquilos, no nos alteremos. PAZ Y AMOR”. Pero lo que sustancialmente me cabreaba, es esa pinta que tenía en plan: "Por fin descubrí la receta de la vida, la filosofía que vale, la manera de alcanzar "la felicidad"" ¿Y eso era "la felicidad"? ¡Entonces, virgencita que me quede como estoy! Si K fuera feliz, si K hubiera estado recuperada, si el psicólogo no se hubiera empeñado en enseñarla “Tú sonríe, relájate, no des una voz más alta que otra y di sí a todo ¡Qué ya ves que problemas te dio abrir la boca y demostrar que tenías algo en el cerebro!” habría sabido que la normalidad, “estar bien”, es tener días buenos y menos buenos, reírte, entristecerte, alegrarte y cabrearte cuando hace falta. Y que cuando te encuentras con un capullo, pues por lo menos te cagas mentalmente en sus muertos y mira, hasta alivia. Eso es estar bien, eso es estar vivo y es lo más cercano a la felicidad que podemos experimentar (al menos para mí…): aceptar nuestros malos y buenos momentos. Pensar que algo va mal pero que no siempre va a ser así y admitir que ahora va bien, pero que puede que no dure demasiado... o sí. La otra “felicidad” no la quiero, que un tío me enseñe que callándose, sonriendo y asintiendo a todo, estando anestesiada, te va bien en la vida, no me hace falta. Hasta la felicidad tiene un precio límite, siempre se ha dicho que los tontos son más “felices”, pero se pierden tantas cosas interesantes de la vida que puede que hasta ni les compense…

- ¿Las cosas te van mal alguna vez, JJ? - preguntó Noel con la boca llena de atún - ¿Estás triste alguna vez?
Se encogió de hombros ante la pregunta.
- Creo que estoy diseñado para la felicidad. Todos los días hay algo nuevo y mágico en la vida. Aunque tengo que admitir que volvería a la infancia sin pensármelo dos veces. El pasado es seguro... -JJ dejó la frase en el aire-. Recuerdo que una vez después de un partido de béisbol...
- Tus compañeros te sacaron en andas, ya sé. Pero de mayor ¿nunca has estado triste o deprimido? Por ejemplo, no sé... ¿Después de perder a alguien de tu familia o... un amigo?
- Bueno, me puse triste cuando papa se reunió con el Hacedor en el noventa y siete, y cuando Cristo acogió a mamá en el cielo en el noventa y uno, y cuando mi novia me dejó en el ochenta y seis. Por supuesto que los echo de menos. Pero estoy agradecido del tiempo que he pasado con ellos. ¿Comprendes?, nadie me puede quitar esa felicidad. Es mía para siempre jamás. Sigo teniendo ese amor dentro de mí y lo llevo dondequiera que vaya. Vive en mi recuerdo.
Noel asintió y tragó.
- ¿Y esas tres veces son las únicas que has estado triste?
-Ha habido otras veces. Pero, vamos, que si quieres un arco iris, tendrás que poner la lluvia, digo yo. Debajo de la nieve se esconde el verano, ¿recuerdas? Si todo fuera perfecto, no valoraríamos nada. --JJ se metió el dedo en la nariz y Noel miró para otro lado-.
Cuando la vida hace zig, ¡entonces tú haces zag!

Los Artistas de la Memoria. Jeffrey Moore. Editorial Maeva.



Aerosmith - Dream On